TIPOS
NUTRIENTES ENERGÉTICOS |
HIDRATOS
DE CARBONO
Los hidratos de carbono son muy importantes en
la alimentación del ganado, porque proporcionan la mayor parte de la energía
que necesitan los animales para mantener la temperatura de su cuerpo, para que
funcione normalmente su organismo y para moverse o desplazarse de un lugar a
otros. Los hidratos de carbono son el componente principal de los tejidos
vegetales. Constituyen aproximadamente el 70% o más de la materia seca de los forrajes de origen vegetal. Algunas
semillas, como los cereales, presentan concentraciones másaltas,
llegando incluso hasta el 85%.
En la imagen te mostramos un tipo de cereal, la
avena, que contiene elevadas concentraciones de hidratos de carbono. Los
hidratos de carbono son moléculas formadas por carbono, hidrógeno y oxígeno.
Desde un punto de vista nutricional, los hidratos de carbono se dividen en tres
tipos:
• Los azúcares.
• El almidón o fécula.
• La fibra.
El
primer tipo de los hidratos de carbono, los
azúcares, están formados por la unión de monosacáridos, dependiendo del
número de monosacáridos que se unan tenemos:
• Monosacáridos (se trata de los azúcares más
sencillos, son por ejemplo la glucosa y la fructosa).
• Disacáridos (se obtienen por asociación de
dos monosacáridos. Por ejemplo, cuando se unen la glucosa y la fructosa, de las
cuales acabamos
de
hablar, se obtiene la sacarosa que es el azúcar de mesa). Las necesidades de
azúcares de los animales, en condiciones normales, se cubren sin dificultad con la dieta. Por esta razón, las necesidades
de azúcares no se tienen normalmente en cuenta en la formulación de las
raciones para el ganado vacuno.
Sin embargo, las necesidades
de glucosa en el caso de las hembras
en lactación o en gestación son importantes, puesto que
la glucosa:
• Es el elemento del cual se obtiene la
lactosa, que está presente en la leche que produce el ganado vacuno.
• Es el principal sustrato energético para la nutrición del feto. Por lo que cada vez es
más frecuente tener en cuenta el aporte de azúcares en las raciones de las
hembras reproductoras. La principal patología relacionada
con el déficit de azúcares es la cetosis.
La cetosis es una enfermedad del metabolismo
de las vacas lecheras de alta producción, causada por la falta de energía en la
lactancia temprana. Cuando llega el momento de parir, la vaca normalmente experimenta una
pérdida de apetito y no vuelve a recuperarlo por completo hasta varias semanas
después del parto. Sin embargo, las vacas tienen la máxima producción de leche
antes de recuperar el apetito, apareciendo entonces la cetosis
(esta se produce cuando la vaca no logra obtener la suficiente energía del alimento
que consume, siendo la reserva de grasa utilizada para cubrir esa falta de
energía)
Los almidones o féculas están
presentes en los cereales, las semillas y los tubérculos. Son los materiales de
reserva energética de los vegetales,
que
se almacenan en sus tejidos o semillas con objeto de disponer de energía en los
momentos críticos, como es en la germinación. Para poder ingerir los almidones es preciso someterlos a
un tratamiento con calor previo a su ingestión (cocción, tostado, etc.). El
almidón crudo no se digiere y produce
diarrea. El maíz y, en general, los granos de cereales, son alimentos ricos
en almidón o fécula. La fibra La fibra
está presente fundamentalmente
en la paja y el heno. Las características principales de la fibra son:
• Moléculas muy complejas y resistentes que no
se pueden digerir y llegan al intestino grueso sin asimilarse.
• Algunos tipos de fibra retienen varias veces
su peso de agua, por lo que son la base de una buena movilidad intestinal al aumentar el
volumen y ablandar los residuos intestinales.
• Por último, sirve de lastre y material de
limpieza del intestino grueso y delgado. Las raciones de los animales deben
contener una cierta cantidad de fibra para una correcta funcionalidad del aparato
digestivo e los rumiantes. Mientras que
el exceso de fibra está asociado a una peor digestibilidad
de los alimentos, el déficit de fibra está
relacionado con os trastornos digestivos
en los rumiantes y el bajo contenido en grasa de la leche.
PROTEÍNAS
Las proteínas son moléculas de gran tamaño
formadas por largas cadenas lineales de sus elementos constitutivos: los aminoácidos.
En la imagen puedes ver una proteína que
está constituida por la unión de aminoácidos. El ganado vacuno tiene la
mayor necesidad e proteínas en el caso
de animales jóvenes en crecimiento, esta necesidad va disminuyendo
progresivamente hasta la madurez, cuando sólo se requiere una cantidad de proteínas suficiente
para el mantenimiento de los tejidos corporales. Las necesidades proteicas también
son mayores en el caso de hembras en
lactación.
Funciones de las proteínas
En el organismo animal existen unas
3.000-4.000 proteínas diferentes que desempeñan res tipos de funciones:
1.- Proteínas con función estructural, es
decir, que forman parte de distintas partes del animal (por ejemplo, la actina y miosina del músculo, etc.)
2.- Proteínas con capacidad de unirse
específicamente a otras moléculas, como las inmunoglobulinas (las enzimas que
catalizan las reacciones orgánicas).
3.- Proteínas que forman parte de los
productos animales, por ejemplo, la proteína del huevo o la caseína de la
leche. La leche está constituida por proteínas sintetizadas por el
animal.
Patologías proteicas
Un déficit de ingestión
proteica determina una brusca caída de las producciones animales. Las
producciones del ganado vacuno de carne están relacionadas con el consumo de
proteínas. Para conseguir una buena producción de carne, el ganado vacuno debe
consumir un nivel adecuado de proteínas. Sin embargo, un exceso
en el consumo de proteínas provoca:
• Una mayor pérdida de nitrógeno por la orina
lo que conduce a una mayor pérdida de agua y urea, que afecta a la higiene de
las instalaciones y a la sanidad de los animales.
• Por otra parte, puede conducir a
insuficiencias crónicas.
GRASAS
Además
de suministrar energía al organismo, las grasas intervienen en la regulación de
la temperatura corporal y son portadoras de algunas vitaminas (A, D, E y K). En
general contribuyen a mejorar el gusto de los alimentos y a retrasar la
sensación de hambre.
Las grasas están formadas por ácidos grasos
que, dependiendo de su estructura química, pueden ser de dos tipos: saturados o
insaturados. Las
grasas
ricas en ácidos grasos saturados tienden a ser sólidas a temperatura ambiente y
se encuentran casi siempre en productos de origen animal (carne, huevos, leche,
etc.), mientras que las ricas en ácidos grasos insaturados suelen ser líquidas
a esa temperatura y se encuentran principalmente
en productos de origen vegetal (aceite de oliva, girasol, etc.) La
carne grasa es rica en ácidos grasos saturados.
Funciones de las grasas
El aporte de grasas en la dieta de los
animales es necesario, puesto que:
• Intervienen en el mantenimiento de la
estructura y permeabilidad de las membranas celulares.
• Forman parte de ciertas sustancias como
esteroides, prostaglandinas, colesterol, etc.
• Aportan energía para el mantenimiento normal
y las funciones relacionadas con la producción.
• Forman parte de las producciones animales,
puesto que contienen cantidades importantes de grasa.
Patologías grasas
Un consumo excesivo de grasas puede originar:
• El hígado graso: Consiste
en una acumulación excesiva de grasa en el hígado del animal.
En condiciones normales, la grasa constituye
alrededor del 5% del peso, pero este valor puede ser del 30% o más en condiciones
patológicas. El hígado graso es originado por una dieta rica en grasas.
• Ateroesclerosis: Esta
enfermedad consiste en una degeneración que tiene lugar en los vasos sanguíneos
y el corazón de los animales.
En la sangre el colesterol viaja unido a unas
proteínas formando unas bolitas que reciben el nombre de lipoproteínas. Cuando
hay un exceso de colesterol en sangre, éste se va depositando en las paredes de
las arterias, dando lugar a una placa de ateroma. Esta placa produce no sólo el
estrechamiento, sino también el endurecimiento de dichas arterias. La
consecuencia es que se reduce el riego sanguíneo y, lo que es peor, masas sueltas
de colesterol arrastradas por el flujo sanguíneo pueden taponar por completo un
vaso, dando lugar a embolias o incluso a un infarto de miocardio.