EL HENIFICADO

 

La henificación es el método más común de conservación de los forrajes verdes, aunque su uso ha disminuido debido al aumento del consumo de verde picado (alimento de plantas recién cortadas) y por el uso de ensilados.

 

La finalidad de la henificación consiste en reducir el contenido en humedad de los forrajes verdes, para inhibir tanto la actividad vegetal como la de los microorganismos que los componen.

 

El contenido en humedad de los forrajes suele oscilar entre 650 y 850 gramos de agua por kilogramo de forraje, tendiendo a descender a medida que maduran las plantas. En la henificación, el contenido de humedad debe reducirse a 150-200 gramos por kilogramo.

 

Es muy frecuente que los agricultores sieguen los forrajes en la fase de madurez, es decir, cuando el contenido en agua es más bajo. Hay que tener en cuenta que cuanto más maduro es un forraje, menor es su valor nutritivo.

 

Cuando en un vegetal separamos la parte aérea de la raíz, la parte aérea no recibe agua ni elementos nutritivos. Pero sus células todavía permanecen vivas durante un cierto periodo de tiempo, puesto que sus principios nutritivos permiten la respiración.

 

Una vez que las células mueren, comienzan a multiplicarse hongos y bacterias a costa del material vegetal, mientras haya agua que sirva como medio para realizar sus procesos enzimáticos. Por tanto, la finalidad de la henificación es eliminar el agua rápidamente para impedir así el crecimiento de hongos y bacterias.

 

La obtención de un heno de calidad depende de una serie de factores:

 

Ÿ         El estado de madurez de las plantas en el momento de la siega.

 

Ÿ         El método de siega, curación y recolección utilizado.

 

Ÿ         El clima en el momento de la conservación.

Pasamos ahora a explicarte cómo influye cada uno de estos factores en la calidad del heno.

 

1.        Antes de realizar la siega debemos determinar cuál es el momento óptimo para realizarla. En teoría, el momento óptimo sería cuando las plantas empiezan a florecer (mayor cantidad y calidad de forraje). En la práctica, en praderas sembradas con varias especies es difícil determinar el momento de corte, ya que no todas las plantas maduran al mismo tiempo y, además, existe una gran dependencia de la climatología.

 

2.        El siguiente paso que se debe realizar es la siega del forraje verde, ésta se realiza con ayuda de una segadora o con una guadaña. El forraje verde debe ser segado en el momento que contiene la máxima energía, concretamente en el principio del espigado en las gramíneas y en el 10-20% de la floración en las leguminosas. Sin embargo, en la práctica muchos ganaderos no proceden así. Algunos prefieren segar en un estado más avanzado del forraje, en el cual el forraje tiene menor cantidad de humedad, para que la henificación se realice más rápidamente. En este caso debemos tener en cuenta que a mayor madurez del forraje, menor es su valor nutritivo. Otros ganaderos consideran que el momento óptimo para realizar la siega es cuando hace buen tiempo, puesto que les parece absurdo segar la hierba cuando se avecina una tormenta.

 

3.        Una vez realizada la siega del forraje debe llevarse a cabo el volteado del mismo, su función es airear el forraje depositado en hileras. De esta forma se consigue un secado homogéneo. Es conveniente no dar muchas vueltas con la volteadora ya que se pierden hojas y, en consecuencia, disminuye el valor nutritivo del heno conseguido. Tiene por objeto reducir el contenido en agua de la hierba segada (75-80%) hasta menos de un 20%.

 

4.        Después se debe llevar a cabo el empacado.

 

5.        Finalmente, se realiza la recogida y el trasporte de las pacas al henil. Debemos tener en cuenta que es inevitable una disminución del valor nutritivo del forraje conservado con respecto al original, aunque esta se realice en condiciones óptimas (tiempo seco y cálido con algo de viento).

 

Las razones que producen una disminución en el contenido de nutrientes de los henos son:

 

Ÿ         Pérdida de los componentes de contenido celular por respiración celular cuando el forraje aún permanece vivo.

 

Ÿ         Fermentaciones producidas por hongos y bacterias. Estos microorganismos no solo consumen nutrientes, sino que también elevan la temperatura del forraje al liberar calor. Si esta temperatura es excesiva, puede afectar a la digestibilidad del forraje.

 

Ÿ         En caso de lluvia y rocío, se producen pérdidas de nutrientes. Esto puede afectar a la digestibilidad del forraje.

 

Ÿ         Caída de hojas marchitas durante el hilerado y el volteado. Por tanto, como te explicamos anteriormente, a menor relación hoja/tallo, menor digestibilidad.

 

Ÿ         Fraccionamiento de las proteínas.

 

Ÿ         Pérdidas de vitamina A.

 

Ÿ         Pérdidas de elementos minerales (Ca, P, K, etc.) por lavado, si durante la henificación se produce alguna lluvia.

 

A continuación te explicamos un método para evaluar a primera vista la calidad de un heno. Un heno de buena calidad debe cumplir las siguientes características:

        

Ÿ         Resultar de color verdoso,

 

Ÿ         Con olor agradable

 

Ÿ         Con una gran proporción de hoja.

 

Sin embargo, las características de un heno de peor calidad son:

 

Ÿ         Color amarillo

 

Ÿ         Olor a moho

 

Ÿ         Zonas de color pardo

 

Ÿ         Recalentamiento o enmohecimiento del forraje