LA SEGURIDAD EN LA PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS Y EL NUEVO REGLAMENTO DEL PARLAMENTO EUROPEO RELATIVO A LA HIGIENE DE LOS PRODUCTOS ALIMENTICIOS

 

 

Luis Jorge Corte Solares

centroveterinariosiero.com

 

Desde la existencia de varias crisis alimentarias, el consumidor desconfia de los alimentos que consume y demanda una mayor seguridad en ellos; por otra parte el concepto de calidad que se venía utilizando, en el sector productor, era el de que un producto de calidad era aquel que tenía una analítica correcta, por ejemplo, leche de calidad es aquella que presenta en su composición unos buenos porcentajes de grasa, proteína, bajo recuento de células somáticas y baja bacteriología, en el caso de la carne, carne de calidad es aquella que reúne una serie de caracteres organolépticos (color, terneza, sabor y olor,...), ha recibido un buen tratamiento tecnológico(adecuado PH, capacidad de retención de agua, consistencia de la grasa ...) posee un buen valor nutritivo ( Cantidad de grasa, composición de ácidos grasos, valor proteico,...) y ha sido inspeccionada por un veterinario en el matadero; sin embargo esto no garantizaría al consumidor que esta leche o carne presente riesgos sanitario, como puede ser la presencia de residuos medicamentosos, micotoxinas, etc.., entramos así en un nuevo concepto que sería “alimento seguro”.

 

La seguridad de un alimento viene condicionada por la presencia en el mismo de peligros microbiológicos, químicos o físicos, o mejor, por la probabilidad (riesgos) de que estos aparezcan en el alimento. Siguiendo con el ejemplo de la leche existe una creencia equivocada de que los tratamientos térmicos aplicados a la misma son capaces de garantizar totalmente su seguridad, o en el caso de la carne realizar una buena inspección y determinadas analíticas, pero esto no es así como antes se menciono.

 

 

El análisis de los riesgos en toda la cadena alimentaria sería el mejor sistema para garantizar la seguridad de un alimento y desde hace tiempo, este, se viene implantando de forma obligatoria en las industrias transformadoras, no así en el sector productor (granjas); sin embargo, la situación creada por las crisis de consumo (vacas locas, dioxinas, etc..) ha llevado a la Unión Europea a reordenar la legislación en cuanto a la producción de alimentos, proponiendo un nuevo reglamento, cuyos principios básicos están plasmados en el Libro Blanco sobre Seguridad Alimentaria, publicado en el año 2000.

 

El futuro Reglamento relativo a la higiene de los productos alimenticios cumplirá en la UE el papel de reglamentación básica y sustituirá a la Directiva 93/43/CEE (En la legislación española las disposiciones recogidas en esta Directiva se encuentran transpuestas mediante el Real Decreto 2207/95).

 

En esta ocasión, estas normas no van a ser publicadas en forma de Directiva, sino que tomarán forma de Reglamento. Se busca, de esta forma, una mayor uniformidad y rapidez en su aplicación. Hay que tener presente que al poseer forma jurídica de Reglamento, los estados miembros no necesitan incorporarlo dentro de su marco jurídico nacional, evitando las posibles variaciones o interpretaciones en cada estado miembro así como el retraso en incorporar las futuras actualizaciones.


Novedades que incorpora en cuanto al sector productor:

 

-         La inocuidad de los alimentos debe de estar basada en el riesgo (no solo en la analítica).

-         El agente económico ( tanto ganaderos como industriales, no la administración) es el principal responsable de poner alimentos inocuos en el mercado.

-         La prevención y el control sanitario de los alimentos debe establecerse a lo largo de toda la cadena alimentaria (principio "de la granja a la mesa") y se debe de garantizar la trazabilidad en toda la cadena.

-         Los estados miembros deben fomentar la elaboración guías de prácticas correctas de higiene. Estas guias serán elaboradas y difundidas por los sectores de la industria alimentaria en consulta con los representantes de otras partes cuyos intereses puedan verse afectados, como por ejemplo las autoridades competentes y las asociaciones de consumidores. Tendrán en cuenta los códigos del Codex Alimentarius y en cuando se refieran a la producción primaria deberán incluir los peligros que puedan presentarse, así como la manera de combatirlos. El reglamento da ejemplos de peligro como los siguientes:

 

o       Control de la contaminación como las micotoxinas, los metales pesados y el material radiactivo.

o       El uso de agua, residuos orgánicos y fertilizantes.

o       El uso correcto y adecuado de medicamentos y aditivos y su trazabilidad.

o       La preparación, el almacenamiento, la utilización y la trazabilidad de los piensos

o       La eliminación limpia de los animales muertos, residuos y desperdicios

o       Medidas para impedir la introducción de enfermedades contagiosas al ser humano.

o       Procedimientos para garantizar que los alimentos son producidos, manipulados, almacenados y transportados en condiciones higiénicas, que incluye limpieza y control de plagas.

 

-         Los ganaderos deben de mantener obligatoriamente registros sobre:

o       Naturaleza y origen de los piensos dados a los animales

o       El detalle de los medicamentos veterinarios u otros tratamientos administrados a los
animales, las fechas de su administración y los tiempos de espera.

o       La aparición de enfermedades que puedan afectar a la inocuidad de los productos
de origen animal.

o       Los resultados de todos los análisis efectuados en muestras tomadas de animales y
otras muestras tomadas con fines diagnósticos, que tengan importancia para la salud
humana.

o       Todos los informes pertinentes sobre los controles efectuados a animales o a
productos de origen animal.

 

     - Las auditorias a ganaderos son el método recomendado por la comisión para implantar en todas las explotaciones.

 

Según lo expuesto es necesario promover la creación de códigos o guías de prácticas correctas de higiene, que deben incluir como mínimo los requisitos que se enumeran en este reglamento y un sistema similar al de análisis de puntos críticos (APPCC) que permita identificar, caracterizar y evaluar los riesgos dentro de una explotación ganadera y mediante una auditoria poder certificar la seguridad del alimento (leche, carne, etc) producida en la granja.


            El ganadero debe de concienciarse de que está produciendo alimentos que potencialmente pueden trasmitir enfermedades al hombre y debe adoptar todas las medidas de higiene y manejo posibles para que esto no suceda; además debe de transmitir al consumidor, siguiendo un código de buenas prácticas y demostrándolo mediante registros, la confianza de que sus productos son seguros. De no ser así se corre el peligro de que se desconfié del producto y disminuya su mercado, con la consiguiente perdida económica para el sector.