PRADERAS DE SIEGA O PASTOREO. RESULTADOS.
En el gráfico 2 se muestran los resultados medios, de un total de 3 tipos de pradera distintos, durante los dos primeros años de duración después de la siembra. En la suma del primer año no hubo apenas diferencias en la producción total, ni en la cantidad de la misma que correspondía a los distintos tipos de raigrás entre las parcelas implantadas con laboreo convencional o con siembra directa tras aplicación de un herbicida para matar la vieja pradera que se pretende mejorar.
Sin embargo, a partir del primer verano, que fue bastante seco, las mezclas sembradas de forma directa perdieron más planta de raigrás que las de forma convencional, dando lugar, en el total del segundo año, a parcelas más degradadas, donde la cantidad de raigrás y trébol sembrado era inferior. La producción de los dos tratamientos fue similar debido al fuerte potencial de crecimiento que presentan algunas especies no sembradas como el dactilo. Este efecto de pérdida de planta sembrada, tras veranos secos, fue más acusada en las mezclas de carácter intensivo como las de raigrás italiano o raigrás híbrido con trébol violeta, que en las de carácter más extensivo como la de raigrás inglés con trébol blanco.
De
los datos de los ensayos realizados y teniendo en cuenta la escasa pluviometría
recogida en los veranos de los años estudiados, se desprende que, en estas
circunstancias, y sobre todo en praderas de tipo intensivo, las parcelas
implantadas con siembra directa sufren una degradación más temprana que con
laboreo convencional y por tanto requieren una renovación también más
frecuente. No obstante estas renovaciones se pueden realizar de una forma mucho
más rápida, con un tiempo necesario de laboreo en torno al 50% respecto a lo
que representaría el laboreo convencional.
Recomendaciones para la ejecución de la
siembra.
Con
las premisas comentadas anteriormente, a continuación se detallan una serie de
recomendaciones prácticas, por orden de ejecución, para la realización de este
tipo de siembras:
· Apurado mediante un pastoreo severo o mediante
siega de la vieja pradera. Si se realiza pastoreo es necesario que no queden
zonas con hierba alta rechazada que dé lugar a problemas en las labores
posteriores y dificulte la germinación y nascencia de las nuevas plántulas.
· Realizar un tratamiento herbicida, en base a
algún producto con glifosato como materia activa, utilizando una dosis
rigurosa, uniforme y según las recomendaciones del producto empleado, así como
una distribución cuidadosa procurando que todas las zonas de la pradera queden
tratadas. Es de suma importancia que el estado de la hierba que queremos matar
(rebrote de la pradera vieja) sea el adecuado, con cantidad de hoja suficiente
par absorber el herbicida pero sin excesivo desarrollo que entorpezca las
labores. Esto se consigue con hierba en torno a los 6-10 cm de altura.
· Siembra de las especies y variedades del tipo de
pradera escogido, según el uso al que se vaya a destinar el forraje conseguido
(ver informe técnico del SERIDA nº 4/2000). Esta siembra debe efectuarse unas 3
semanas después del tratamiento herbicida y cuando los efectos visuales del
mismo sean más claros. Las siembras directas deben programarse con tiempo
suficiente y el adelantarlas una o dos semanas puede comprometernos ciertos
aspectos químicos relacionados con la germinación de las nuevas semillas y no
conducir a un beneficio excesivamente claro. En este aspecto la recomendación
general es ser prudente (las siembras sin un buen resultado implican la pérdida
económica de la inversión realizada).
· Una variante de la siembra en líneas que efectúan
las máquinas preparadas para estas labores es realizar dos pases cruzados con
la mitad de dosis cada uno. Esto representa una mejora en el recubrimiento del
suelo y el duplicar el tiempo de siembra.
· Abonar con las dosis recomendadas y siempre
basándose en los resultados del análisis de suelo previo. En caso de ser
necesarias aplicaciones de cal deben de realizarse con anterioridad al comienzo
del proceso.
· Pase de rulo compactador que facilite el contacto
íntimo entre la tierra y la semilla y por tanto su germinación.
· La última recomendación no es propiamente de la
siembra, siendo también válida para las praderas implantadas con laboreo
convencional, al mejorar la futura persistencia de las especies sembradas. Se
trata de realizar el primer aprovechamiento (siega o pastoreo según el uso de
la pradera) de forma temprana con una aplicación posterior de una pequeña dosis
de nitrógeno (30 kg N/ha). Esto facilita el ahijado del raigrás y por tanto su
persistencia tal como quedó mencionado.
En
el caso del uso del purín de vacuno como fertilizante de la pradera, éste debe
de ser poco concentrado y el momento de aplicación después de que el herbicida
haya hecho efecto y antes de la siembra para evitar costras posteriores que
pueden dificultar la nascencia de las plantas.